“Hay una diferencia entre estar listos y estar preparados”, dijo cuando hablamos con él por primera vez y nos voló la cabeza. Conocemos a Rubén como el “padre” de la Generación Dorada del basquet nacional. Amalgamó un grupo de jugadores brillantes (Ginobili, Oberto, Nocioni, Scola, entre otros) y lo transformó en un equipo para ganar la medalla de oro en los olímpicos de Atenas 2004, luego del subcampeonato en el Mundial de Estados Unidos 2002. También ganó todo con Atenas y llevó su talento por Italia, España, Brasil. Desde el año pasado es miembro del Salón de la Fama de la FIBA.